miércoles, 27 de febrero de 2008

El Madrid pierde en el Bernabeu y se deja remontar en liga

Resumen del Madrid - Getafe (24-02-2008)



El Real Madrid perdió ante el Getafe por 0-1 en el Santiago Bernabéu de una de las maneras más absurdas que se recuerda en la historia del fútbol. Robben marcó y los blancos se fueron a celebrarlo al córner. A partir de ahora, más de uno se lo pensará dos veces y propondrá el centro del campo como recinto festivo. El tanto no valía por fuera de juego de Raúl previo pero los blancos no se habían enterado. Belenguer se percató del error y sacó rápido para Casquero, que se cruzó todo el campo en una contra mortal de necesidad. Guti y Heinze no pudieron frenar al Getafe, que consumó el infanticidio blanco por mediación de Uche, otra vez verdugo de los madridistas en su estadio.

Pocas veces una jugada podrá resultar tan destructiva para los intereses de un equipo. Los madridistas pasaron de celebrar el tanto del triunfo que permitía mantener a cinco puntos al Barça a no poder cerrar la boca con expresión de pardillos. Y el Barça a sólo dos puntos. La humillación que sintieron los madridistas tras la jugada se notó sobre el terreno de juego. Quedaban veinte minutos para buscar la remontada pero el Madrid estaba K.O. tras ir ganando a los puntos durante todo el partido. Fue un terremoto, con posibles réplicas en el futuro de dimensiones psicológicas insospechadas todavía por descubrir.

El líder se medía al Getafe con la obligación de ganar y, por primera vez en toda la temporada, lo acusó. Los blancos salieron enchufados en busca de un gol tempranero que facilitase las cosas y no lo encontraron. Van Nistelrooy, Raúl y Guti desaprovecharon las tres mejores ocasiones del partido en los primeros veinte minutos. El desenlace de la cuarta fue un gol en contra.

Poco a poco, el Getafe se fue cerrando como una herida. Cata Díaz y Belenguer, de profesión centrales, sacaron el yeso para tapar cualquier agujero y el Madrid se encontró de bruces contra una pared infranqueable. Guti tiró de repertorio de pases pero por delante nadie parecía inspirado. Ni Robben, que pasó de patricio a plebeyo, ni Raúl, desaparecido en combate, ni Van Nistelrooy, peleado con el gol desde hace semanas.


Homenaje al absurdo en el Bernabéu

Mientras tanto, Casillas gozaba de una tranquilidad sospechosa en su área. Los azulones lo intentaban a la contra pero no llegaban hasta sus guantes con peligro. No estaban ni De la Red ni Granero y se notó en ataque. El empate sin goles al descanso no era buena noticia para el Madrid, que sentía la necesidad de marcar cuanto antes para evitar nervios al final. Cuando aparentemente lo lograron, sus jugadores se durmieron. Cuando se despertaron, la pesadilla era real.

El gol de Robben tras una buena mano de Abbondanzieri a remate de Van Nistelrooy era una trampa. La jugada estaba bien anulada por fuera de juego previo de Raúl en el rechace del Pato y la celebración madridista era el principio del fin. En mitad de la confusión, triunfó el más listo de la clase en las narices de Raúl y de Van Nistelrooy. Belenguer buscó en la enciclopedia de la pillería y mandó a Casquero en busca de la yugular blanca. Cinco azulones contra Guti y Heinze (que no deja su posición ni para celebrar los goles), apertura a la derecha para Pablo y puñalada de Uche en el mano a mano ante Casillas. Un suicidio asistido en toda regla.

El gol resultó devastador para un líder con botas de arena. Quedaba media hora pero el reloj blanco se quedó definitivamente parado en el minuto 64. El recuerdo de la jugada pesaba en el ambiente del estadio y en la conciencia de unos jugadores a los que les espera una semana muy larga con el orgullo propio en carne viva. Derrota dolorosa para un líder ridiculizado. De ser inalcanzable a ser el hazmerreír dista un mundo. De ganar o perder una Liga, ahora mismo, sólo dos puntos.

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